RUMBOS

PERSONAJES
NICOLÁS
MARCOS
EL ALEMÁN


En un aeropuerto cualquiera, hay un lugar específico para fumar. Se trata de un gran tubo de vidrio en forma cilíndrica, provisto de una puerta totalmente hermética. Una persona fumadora, ingresa en él y fuma. Todo el humo se dirige hacia arriba, en donde hay un hueco que conecta el tubo con el afuera.

Ahora, mientras hay alguien adentro del tubo, afuera, esperando su turno, se encuentran Nicolás y Marcos.


NICOLÁS: ¿Se va a prender otro el hijo de puta? No te la puedo creer, Alemán del orto.
MARCOS: ¿Alemán? ¿Cómo sabes que es Alemán?
NICOLÁS: ¡Qué se yo! Tiene cara de Alemán.
MARCOS: ¿Y yo?
NICOLÁS: ¿Vos, qué?
MARCOS: ¿Cara de qué tengo?
NICOLÁS: De pelotudo.
MARCOS: Dale, es un juego para pasar el rato. Así no pensas en fumar.
NICOLÁS: No puedo, no puedo pensar en otra cosa.
MARCOS: Italiano.
NICOLÁS: ¿Eh?
MARCOS: Te acordas de Laura, la que andaba conmigo en la secundaria. Siempre me decía que yo era parecido a Schumacher.
NICOLÁS: ¿Y?
MARCOS: Y bueno… es Italiano Schumacher ¿no? Me quedó, siempre me quedó eso.
NICOLÁS: ¿Laurita, te dijo eso?
MARCOS: Ajá.
NICOLÁS: ¡Qué hija de puta!
MARCOS: ¿Por qué?
NICOLÁS: Para empezar, Schumacher tenía los ojos celestes. Segundo, no por ser narigón te vas a parecer a Schumacher. Tercero, Laurita era chicata. Y cuarto, no sos parecido a Schumacher. Menos que menos tenes aires italianos.
MARCOS: ¿Ah no?
NICOLÁS: No.
MARCOS: ¿Entonces?
NICOLÁS: ¿Qué?
MARCOS: ¿Qué soy, entonces?
NICOLÁS: Si me lo preguntas así, sin mucha preparación, te diría… Cubano.
MARCOS: Ah, sos malísimo en éste juego.
NICOLÁS: Y sí… Cubano.
MARCOS: ¿Me podes decir que tengo de Cubano yo?
NICOLÁS: La pobreza y el hambre.
MARCOS: Si en Cuba son todos negros.
NICOLÁS: ¿Cuando fuiste a Cuba vos?
MARCOS: No fui, pero los conozco.
NICOLÁS: El Che no era negro.
MARCOS: Porque no era Cubano, era Argentino.
NICOLÁS: Me refiero a la cara, tenía cara de Cubano.
MARCOS: Vos estás loco, el Che no tenía cara de Cubano.
NICOLÁS: Y entonces… ¿Cara de que tenía?
MARCOS: Algo de italiano tenía él.
NICOLÁS: Para vos son todos Italianos.
MARCOS: Bueno, basta, malisimo el juego éste.
NICOLÁS: Y si vos querías jugar.
MARCOS: ¡Bah! Ya está.
NICOLÁS: Yo le toco la puerta al gordo éste. ¿Qué hora es?
MARCOS: (Fijándose). Las dos quince.
NICOLÁS: Concha de su madre, tenemos menos de quince minutos para estar en la puerta de embarque.
MARCOS: Bueno, vamos.
NICOLÁS: Ni en pedo, nos quedan siete horas de vuelo, si no me fumo un pucho ahora me pego dos tiros en cada gamba para poder pensar en otra cosa.
MARCOS: Bueno, dale, decile algo, golpeale ahí.
NICOLÁS: ¿Sabés Aleman vos?
MARCOS: Dale boludo, que si no se apura perdemos el avión.
NICOLÁS: A ver… (Se acerca al tubo de vidrio y lo golpea un poco, el hombre de adentro no registra ni los golpecitos, ni a Nicolás). ¡Amigo! Discúlpeme un segundo… Amigo… (Nuevos golpes, adentro nada). ¡Gordo puto! (El hombre de adentro mira a Nicolás con media sonrisa. Nicolás, mientras habla, hace todo tipo de señas con las manos, modula mucho, mueve mucho los labios, quiere hacerse entender. Está casi seguro de que el tipo es Alemán). Necesito entrar a fumar un rato, un ratito… ‘a litel minet, plis. Ai want smokin’. (El hombre frunce el ceño, hace señas de no escuchar, señalando los oídos. Nicolás, responde rápido, sin ningún tipo de seña). Ya se que no escuchás, gordo, la concha de tu madre. (Prosigue, ahora, con las intenciones mímicas). ‘Ai nid smokin… mai plain live veri sun… i kil maiself if dont smokin nau’.
MARCOS: Muy buena, Shakespeare.
NICOLÁS: (Con señas). Salí de ahí… (Sin señas). La puta que te parió.

El hombre de adentro hace la siguiente seña: “Me fumo uno más y salgo”.

NICOLÁS: (Hablando con Marcos a espaldas del hombre del tubo). Se va a fumar una más el Alemán hijo de puta.
MARCOS: Bueno, vamos yendo.
NICOLÁS: No, ni en pedo.
MARCOS: Dale, boludo, se nos va a ir el avión.
NICOLÁS: Pero si faltan quince minutos todavía… y hasta que suban todos, es media hora, mínimo.
MARCOS: Nico…
NICOLÁS: ¿Qué?
MARCOS: No quiero perder el avión…
NICOLÁS: Ok, no lo vas a perder. Escucha, esperamos cinco minutos y si el Alemán no sale, le cago a patadas el tubo.
MARCOS: No entiendo como se puede fumar tres puchos seguidos.
NICOLÁS: De la misma manera que yo, cuando entre me prendo tres al hilo, me atabaco hasta la verga y nos vamos.
MARCOS: Ok.

Pausa, el hombre del tubo está terminando el cigarrillo, le quedan un par de pitadas.

NICOLÁS: Pero no se da cuenta de que estamos esperando y que estamos apurados.
MARCOS: Se toma su tiempo el gordo.
NICOLÁS: No doy más. (Hacia el tubo). Gordo, salí o te rompo el tubo a patadas. (El tipo dice, con señas: ya termino). Dale gordo, hace media hora que estás ahí. (A Nicolás, se lo ve un tanto alterado). ¡DALE! (Mínima patada sobre el tubo. El tipo la siente, mira, se dá cuenta).
MARCOS: Nico.
NICOLÁS: ¿Qué?
MARCOS: Tranquilo.
NICOLÁS: Y, que salga el forro éste.

El “Alemán” apaga el pucho en un pequeño cenicero que hay dentro del tubo. Toca un botón cerca de la puerta. Se escucha un ruido fuerte, como de aspiradora gigante, se ve que el humo que queda en el tubo se precipita hacia arriba, hacia el afuera, los pelos casi colorados del “Alemán” se van hacia arriba. Luego, un sprite húmedo rocía su cuerpo, el hombre se seca los ojos con las manos y sacude la cabeza, tipo perro. Una luz que estaba roja cambia a verde y se escucha un “pin”. Sonido de puerta que se destraba. El hombre, empuja la hermética puerta hacia afuera y la abre, luego sale. Emite una pequeñísima tos. Nicolás, apurado entra en el tubo, saludando, de mala gana y con la cabeza al hombre que sale, casi que se chocan los cuerpo de ambos, uno que sale, otro que entra. Nicolás, emite en el cruze unas palabras inentendibles Marcos, afuera, mira como Nicolás enciende un cigarrillo y hace cara de satisfacción. El hombre que acaba de salir, se queda al lado de Marcos, como si estaría esperando para volver a entrar.
Pasa un tiempo bastante corto, pero Marcos trata de eliminar la incomodidad con una mueca hacia el “Alemán”.

EL ALEMÁN: ‘Mai plain is canseleided’.
MARCOS: Aja.
EL ALEMÁN: ‘Ai very angrid, bad de aerolain is not present. Is guashin jis ands’.
MARCOS: ‘Ai dont spik inglish’.
EL ALEMÁN: ¿Cubano?
MARCOS: ¿Eh? No, Argentino.
EL ALEMÁN: Bolivia.
MARCOS: Ah, mirá. Que casualidad, con mi amigo decíamos... justamente… eso.
EL ALEMÁN: ¿Ah sí?
MARCOS: No… La verdad que no… Decíamos que eras Alemán.
EL ALEMÁN: Sí. Mi padre es Alemán.
MARCOS: ¿En serio? No le digas nada a mi amigo que se va a agrandar.
EL ALEMÁN: ¿Es tu novio?
MARCOS: No, no, no. Amigo, es mi amigo.
EL ALEMÁN: Ah, disculpa.
MARCOS: No, no pasa nada.
EL ALEMÁN: Harían linda pareja.
MARCOS: Sí, pero… no.
EL ALEMÁN: Pero a tí te gusta ¿no?
MARCOS: No, no, no. Sólo somos amigos.
EL ALEMÁN: Pero a ti…
MARCOS: No, no. A mi me gustan las mujeres.
EL ALEMÁN: (Primero se ríe. luego:) Las mujeres son para procrear. Los hombre para gozar.
MARCOS: Ah, mirá. No, igual yo…
EL ALEMÁN: ¿Has probado alguna vez?
MARCOS: ¿Qué cosa?
EL ALEMÁN: Un hombre.
MARCOS: ¿Eh? No, no.
EL ALEMÁN: Prueba.
MARCOS: No, está bién.
EL ALEMÁN: ¿Tienes mujer?
MARCOS: No… Bueno, sí tengo, pero ahora no está. Está en Argentina, la amo muchisimo, amo a mi mujer. Estoy muy enamorado.
EL ALEMÁN: ¿Y tu amigo sabe?
MARCOS: ¿De qué?
EL ALEMÁN: De tu amor.
MARCOS: ¿A quién? No te entiendo.
EL ALEMÁN: A tu mujer, digo. Creo que el te ama. Eso parece desde ahí (Señalando el tubo). Creía que eran pareja, como él te mira, como te habla. Estaba seguro de que eran una pareja.
MARCOS: Ah, mirá. Pero no.
EL ALEMÁN: ¿Seguro?
MARCOS: Segurísimo.
EL ALEMÁN: ¿Tienes miedo?
MARCOS: ¿De qué? No. ¿De qué?
EL ALEMÁN: Creo que él te ama.
MARCOS: ¿Nico? No, seguro que no.
EL ALEMÁN: El te ama, me doy cuenta de esas cosas.
MARCOS: Nooo.

Pausa, incomodidad en Marcos. Mira hacia todas las direcciones posibles, evitando mirar al tubo en donde Nicolás fuma o Al Alemán.

EL ALEMÁN: Mira, no quiero incomodar y veo que es lo que estoy haciendo. Pero sólo quiero que sepas que ustedes dos están enamorados, uno del otro, deberían disfrutar eso. Y que aunque puedan estar con mujeres, eso está bien, la especie lo necesita, entre hombres, el sexo es realmente placentero, todos deberían saberlo. Sabes, la historia me respalda, deberías aprender de la historia del sexo en la antigüedad, los guerreros Griegos, los Espartanos, los Romanos también, todos PUTOS, todos hombres, todos putos. Así recibían placer. La mujer, sus esposas, le daban los hijos. Los dioses, sus dioses, eran putos, todos. Guerreros, machos y putos. Esa es la verdadera masculinidad. Sabes, yo era como tu, hasta que conocí a mi Ulises (Señalando el tubo).
Ahora, ya no te molestaré más. Me quedaré aquí, esperando mi turno para el tubo y una vez que entre ahí, no nos veremos más y te olvidarás de mí. Pero has un esfuerzo para no olvidar lo que te he dicho.
MARCOS: (Hace una pausa antes de hablar) Dale.

A Marcos se lo ve un poco inquieto.

MARCOS: Se nos va a ir el avión.
EL ALEMÁN: Tranquilo. El avión espera.
MARCOS: Éste no.
EL ALEMÁN: Éste si…
MARCOS: Le voy a decir que… Perdón eh.
EL ALEMÁN: Adelante.

Marcos, se acerca a Nicolás, que sigue fumando en el tubo. Quizás ya prendió el segundo cigarrillo.

MARCOS: Nico… Nicolás… (Pequeño golpe al tubo) ¡NICO! (Nicolás, mira. Marcos hace señas mostrando la muñeca). La hora papá. (Nicolás, pide un “ratito” más. Marcos, separa las manos y sigue apurándolo). No, Nico, dale. Se va a ir el avión.
NICOLÁS: (Podemos leer sus labios). Ahí voy, ahí voy.

Marcos, se aleja un poco. Nicolas, hace dos pitadas más, son largas, luego una tercera. Saca el humo. Una cuarta, bastante larga. La última, la quinta, es corta. Apaga el cigarrillo, mientras saca huma y toca el botón. Todo el mismo procedimiento mecánico se repite. La succión del humo, el sprite que rocía el cuerpo de Nicolás, las luces que cambian, la puerta que se destraba.

MARCOS: Vamos dale.
EL ALEMÁN: Permiso. (Vuelve a entrar en el tubo).
NICOLÁS: (Oliéndose la ropa). ¡Que rico olor tiene la mierda esa que te tiran, sentí. (Le acerca el cuello a Marcos, para que lo huela).
MARCOS: ¿Qué haces?
NICOLÁS: Oleme.
MARCOS: Está loco. Dale, vamos que perdemos el vuelo.
NICOLÁS: Bueno, tranquilo que vamos bien. (Van saliendo). ¿De que te hablaba el gordo alemán?
MARCOS: Es boliviano.
NICOLAS: ¡Na!
MARCOS: Sí, me lo dijo.
NICOLÁS: Me estás jodiendo.
MARCOS: Te juro.
NICOLÁS: (Vuelve a olerse la ropa). Boludo, pero olé que rico el perfume, además no me quedó ni un poco de olor a pucho.
MARCOS: Pero dejá de joder.
NICOLÁS: No seas puto queres y oleme.

Salieron. El Alemán, prende un cigarrillo más, con la colilla del que acaba de fumar.

Apagón.


FIN

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